viernes, 2 de noviembre de 2012

"Sabor A Campo" Casino Marina del Sol

(Lamentablemente, tuvimos que quitar laetiqueta de "recomendados" a este lugar. Leer al pie de esta nota para ver la razón).

Este fin de semana tuvimos una visita desde muy lejos: Martin, Lima, Perú. Y en su ultimo (y segundo) día en CCP, lo llevamos a conocer nuestro Casino, en el cual de paso aprovecharíamos de tragar nuevamente.

Pillamos un lugar llamado "Sabor a Campo", el cual ofrecía "comida tipica chilena",  inexcusable para nuestro invitado.

Encontramos en la carta la verdad varios platos que se repiten en nuestros hogares: pescado frito, cazuela, pastel de choclo, plateada al jugo, bien! nos enteramos ademas que la merluza está en veda, así que ojo si piden en algún lugar, mínimo dudar de su procedencia. Ordenamos Congrio Frito con Papas Fritas, Mariscal Frio y Corvina Frita con Puré Picante. Y de chanchos, pedimos unas empanadas mientras llegaban los platos, y para que probara nuestro comensal. ademas esta el detalle del pancito con pebre y sopaipas, ya que al parecer los platos son preparados contra orden, llegando unos 25 minutos despues.

El congrio definitivamente, la cagó: espectacular! el batido crocantisimo, el pescado fresco, porción abundante, presentación estilo gourmet, se cayeron al no poner limón  el cual obviamente pedimos. Las papas fritas en torre, nice.

Fue tan bueno, que nos repetimos!





Cabe señalar que no permiten llevar la comida, cosa que algunas veces es necesaria. También  en nuestra segunda visita, pedimos un pernil y una malaya, ambos un tanto secos, pero nada que impida comérselos. Y unos anticuchos enteramente recomendables.

Tragos a mitad de precio hasta las diez pm., mejor el pisco sour que el mojito. Valor de los platos entre $3.000 a $5.000 (buen tamaño) y 20% de descuento con la tarjeta de socio del casino.

Ojala dure asi, el acceso es fácil  hay bastante lugar para estacionar, y los garzones saben ofrecer. recomendable totalmente.


ÚLTIMA NOTICIA: Lamentablemente tuvimos que quitar la recomendación a este lugar, ya que nuestra última experiencia fue desastrosa. Los lomos que pedimos venían crudos en su interior y duros, típico de una carne mal descongelada. El mariscal frío no tenía ostiones ni piures. Preguntamos la razón y nos dijeron que no había, que el mariscal debería haberlos traído. Cambiamos todos los platos, arreglaron el mariscal (que ahora lo sirven en un pocillo de greda, con una porción más pequeña) y nos reemplazaron los lomos por unas plateadas... que venían secas. Ni una miserable gota de caldo para humedecerlas. El servicio, extremadamente lento, y no podría dar la excusa de que el local estuviera lleno, pues no era para nada el caso.
Pésima la experiencia, que el descuento generoso en la cuenta no puede subsanar lo suficiente. Lástima la falta de consistencia de un lugar que prometía más.

jueves, 25 de octubre de 2012

Delivery (Il Pizzaiolo)

De vez en cuando es preferible quedarse en casa. Ver una peli en pijama, regalonear, flojear. Pero el quedarse en casa no es impedimento para que un sibarita disfrute de una buena comida. 
En lo personal, me rehúso a cocinar. Tajantemente. Quienes me conocen, darán fe de ello. No así Juan Manuel, que cocina de lujo. Yo, en cambio, soy la reina del delivery.

Hoy les comentaré sobre uno de mis deliverys favoritos: la pizza. En general, si hay poco dinero, puedo tolerar la Telepizza, que es barata y abundante. De lo contrario, muchas veces opté por Catus Pizza, una pizzería de la zona, que lleva ya más de una década y que cuenta con dos locales en los que además se puede comer (no recomiendo la pasta, eso si). Catus es una pizza delivery típica, al menos yo la encuentro rica. También he probado La Capriciosa, ubicada junto al líder de San Pedro, más de la onda masa artesanal, pero nada notable, aceitosa a mi gusto, tiene algo raro en el queso, cuando la partes el queso se sale de los pedazo, poca cantidad de cada ingrediente en la pizza y el jamón crudo que le ponen tampoco me gusta.

Pero un día quise variar, y así fue como me encontré con ésta, Il Pizzaiolo. Se trata de una pizza a la piedra, preparada en horno de leña, y que llega derechito a tu casa (llegó en media hora). Tienen combinaciones bastante novedosas, y lo más importante, si bien es delivery, no es un "fast food". La masa me pareció muy rica, crugiente. Pedimos la Julieta, que trae jamón serrano, palmitos y rúcula. En Latitud Sur tienen una similar, pero esta otra me gustó más, la encontré más liviana, no tan aceitosa, el jamón estaba delicioso y los otros ingredientes, frescos. 

El precio fue de $10.900, el tamaño de la pizza grande en realidad no es taaan grande: la zampamos entre dos a la primera, no quedó nada, creo que a lo más alcanza para tres personas. Claro que depende del apetito de cada quien, y en eso, nosotros somos bien tragones.

Les dejo los datos de contacto, lo único malo es que no tienen web, pero en las fotos de su facebook se pueden ver los tipos de pizzas y calzones con sus precios. ¡que las disfruten!

Colo Colo 270 B Esquina Michimalonco 
San Pedro de la Paz Tel: 041 2469899 / 88047429


miércoles, 17 de octubre de 2012

Novedad deliciosa (La Carlota)

Tengo hartas publicaciones pendientes, un montón de material por subir, y éste es el último de todos. Lo visité recién hoy, pero es tanta mi emoción que no me pude aguantar a compartirla con ustedes este mismo día.

Paso todos los días en San Pedro de la Paz por la calle donde están el Correo y la Teletón (Los Maitenes) y hace tiempo que veía los tolditos verdes a rayas y el farolito blanco  de este local, ubicado en un rinconcito de una especie de circunferencia tipo estacionamientos, y que no sabía lo que era. Hoy volví más temprano y de puro copuchenta, me acerqué a ver de qué se trataba.

Pues no imaginan el vuelco que dió mi corazón al ver las lindas ventanas decoradas con el nombre "La Carlota" ymás pequeña, la palabra mágica: PASTELERÍA.

¡Amo los pasteles! Y no me cansaré nunca de repetirlo, valoro tanto el producto como la experiencia de compra, y este local prevee ambas cosas.

Destaco en primer lugar el buen gusto en decoración de los propietarios. Es una pastelería luminosa, preciosa, llena de detalles, amplia y muy bien atendida por personas amables y sonrientes, felices de endulzarte la vida y dispuestas a explicarte las bondades de cada muestra de sabor y aconsejarte sobre qué llevar.

Los productos son además una lindura, todos con lindas terminaciones y adorables mezclas de colores. El producto, literalmente te entra por la vista.

Tienen de todo: pan francés, pan de molde (artesanal), pan amasado, pie de limón, kuchenes (y también hacen tortas a pedido), galletas caseras, pastelitos, brownies, cupcakes, macarons y varias otras delicias. Para todos los gustos, incluidos algunos productos con sucralosa, cosa que se valora por los diabéticos y resistentes a la insulina, que son cada vez más. Y también para todos los bolsillos. Un mini cupcake cuesta $350, lasgalletas te puedes llevar unos 100grs (unas 10 galletas) por $1.100, el kuchen mixto $6.000 y las tortas para 30 personas pueden costar unos $26.000.

Me encantaron los mini cupcakes, su porción pequeñita permite comerlos en cantidades saludables, siendo un bocadillo que no altera mayormente la dieta y no te llena de culpa y calorías como el tradicional pastel gigantesco. Además, justo ahora los tienen en todos naranja y café, a tono con la época de Hallowing.

El local lleva poco tiempo abierto, no más de algunas semanas (tenemos la primicia en Entrepicadas, jeje!) y lo único lamentable es que no tienen mesitas para consumir ahí, pero al menos se puede pedir café para llevar, y de grano, tienen una espléndida cafetera que hace incluso cortados, nada que ver con el Nescafé que te venden en todas partes por casi el mismo precio. Eso, con un cupcake, o un macaron, fabuloso!

Quise probar un poco de todo, así que pedi varias cositas y la verdad, gasté menos de $3.000. Cantidades pequeñas, o mas bien precisas, y quedé sumamente conforme con el sabor.

Los macarons son crocantes por fuera y blandos por dentro, el relleno es una especie de pasta de chocolate deliciosa, compleja. Las galletitas estaban frescas, ni muy duras ni muy blandas, horneadas en el punto justo y bien sazonadas con especias.
El sombrerito de los mini-cupcake es de merengue, bastante dulce, pero bien logrado. No es mi favorito, pero síes más liviano que la cubierta cremosa habitual.

El desafío: envoltorios. Si voy a un lugar tan hermoso, me gusta sentir que me llevo un pedazo de él, siendo tan bello podrían tener sistemas de empaques que salgan de lo corriente y hacer redonda la experiencia de compra.
En resumen, una experiencia muy agradable, que espero repetir muuuuuchas veces de ahora en adelante.

Dirección: La Carlota Pastelería, calle Benedictinos 55, Villa San Pedro, San Pedro de la Paz.



 

martes, 3 de julio de 2012

Capitán Pastene, la pequeña Italia


Ya hemos hecho notar nuestra preferencia por las pastas en entradas anteriores, así que no es de sorprenderse que de tanto oir hablar de este sureño pueblo nos haya picado el interés y hayamos finalmente partido para allá.
Nos hicimos acompañar ya por segunda vez de nuestros amigos Adrián y Cristelle, pero esta vez no les dejamos a cargo de las fotos (se imaginarán por qué si ven la entrada de Tumbes).
Capitán Pastene es un pueblo fundado a principios del siglo XX por una colonia de inmigrantes italianos. Como venían todos de la misma región de Italia, y viajaron en el mismo barco, los colonos ya tenían fuertes lazos familiares y de amistad cuando llegaron acá. Leyendo la historia de la región, me enteré de que su inmigración fue solicitada por el gobernador de la localidad, y que fueron recibidos con flores y banderas por los habitantes de Lumaco. (En fin, ya he mencionado mi opinión favorable de los movimientos de inmigración pacíficos, sea del continente que sea). 
Pues esta colonia, inicialmente agrícola, actualmente forestal, ha ganado renombre en los últimos años gracias a su tradición de pastas, jamones y castañas, las cuales acercan al público a través de varios restaurantes, todos lindos y acogedores.
Desde Concepción, el viaje dura unas 3 horas. Un poco más si se va en día de semana, cuando el tráfico es mayor. Por la Ruta de la Madera el viajes es más corto, más entretenido y lejos mucho más bonito que por la 5 Sur. Nosotros hicimos el viaje ida y vuelta el mismo día, pero si se va en verano o con más tiempo, hay cabañas, hostales y un hotel para alojar a precio conveniente. La mayor parte del camino está pavimentado, excepto por un trecho corto que está asfaltado, transitable.
Las paradas del viaje ya son notables de por sí: en Nacimiento hay un mercado con las fuentes, ollas y objetos de greda más resistentes del país (excelentes para cocinar). Pasado el cruce de Renaico, a la orilla del camino, hay un local que vende hamburguesas, sandwiches y quesos locales (Renaico), a precio conveniente. Enteramente recomendable, tanto el queso (la pieza entera tiene mejor sabor que la envasada al vacío) como el manjar, muy superior al de los supermercados, con un toque casero exquisito.
Lumaco es un pueblo precioso, aparte de sus Charros (que no tuvimos la dicha de encontrar), a su alrededor hay vistas de los campos de cultivo, donde pastan pacíficas vacas y ovejas, con caminos rurales que invitan a caminar.
Capitán Pastene tiene un encanto propio. Con casas de madera y construcciones antiguas bien conservadas, así como una gran plaza bien mantenida y desde la que se disfruta una hermosa vista, es un agrado recorrer sus calles. La gente es muy, muy amable y no se preocupe, que ya todos hablan español.
Por recomendaciones, llegamos al L'Emiliano (www.pastenegourmet.com), a una cuadra de la plaza. Cumple a cabalidad lo que ofrecen, es pequeño y acogedor, con una buena estufita a leña, atendido por sus dueños. Su especialidad son las pastas rellenas, 100% artesanales, me encantaron la textura y consistencia de estas pastas. Recomiendo sobretodo unos capelleti rellenos de espinaca y ricota, con una salsa maravillosa de prosciuto, queso y nueces. A Juan Manuel le gustó más la Rosseta, que tenía mucho queso, pero yo saboreé con mayor gusto los capelleti. Se trata de una combinación de sabores que no he visto en otros lugares, con ingredientes de primera calidad y una excelente presentación. ¿Qué más se puede pedir? Por supuesto, un postre a la altura. Y los tienen: el tronco de castañas casero tiene una consistencia excelente, aunque me pareció muy dulce, pero el tiramisú, con una original presentación en copa, resultó fresco, suave y con el dulzor perfecto. 
Imperdible también la tabla de jamones, deliciosos.
Los precios de platos principales bordean los 7 mil pesos, los postres los 3 mil. El vino, 8 mil la botella.  
Si quiere comprar prosciuto o algún otro jamón, o disfrutar una once con pizza o kuchen, puede hacerlo en la misma cuadra en el Montecorone, una antigua jamonería que mantiene la decoración original. Si desea pastas secas caseras para preparar después en su casa, puede ser una cuadra más arriba en la fábrica de Pastas Covilli, donde encuentra una especie de fideos gruesos de varios sabores (incluyendo de merkén y chocolate), muy ricos, a $2.500 la bolsa (rinde para 2 a 3 porciones según nuestra experiencia), además de conservas de un cuanto hay. 
Pero también la alternativa más barata es donde las abuelitas laneras, una ONG (que no recuerdo cómo se llaman) que tiene un pequeño local detrás de la iglesia, junto a la plaza, donde venden tejidos artesanales de lana de oveja de muy buena calidad y conservas y pastas caseras, sabor a huevo, a sólo $1.500 la bolsa.
Por supuesto, no recorrimos el pueblo completo, hay otras ofertas culinarias que también pueden ser interesantes, llegamos tarde para lafiesta de La Castaña (que fue el 6 de junio), pero esperamos volver, probablemente para a la fiesta del Jamón (agosto o septiembre) o a la de la pasta, en Octubre. Mientras, si alguno de ustedes ha ido a Capitan Pastene o sus alrededores y tiene un dato interesante, por favor publíquelo en los comentarios, será siempre bienvenido.



lunes, 2 de julio de 2012

El Rocinante.

Teníamos ganas de comer pastas. Buenas pastas, en lo posible. Y teníamos ganas de ir a este lugar, ya que teníamos buenas referencias de hartas partes, desde amigos hasta organizadores de eventos, como nos iba air mal! asi que partimos, a ver que resultaba.

Al entrar al lugar te recibe un amigo al estilo mall "Bienvenido a Rocinante", cosa que seguro notan bastante pocos, pero bueno. Acogedor, pero tal vez dijeron "habrá poca gente" o "ahorremos", pues hacia bastante frío, y solo había una estufita que miraba hacia nuestro sector, situación que cambio al instante ante una sentida locución nuestra, por suerte. En el precio del plato esta incluido el llegar a un lugar donde den ganas de comer, creo yo, aunque muerto de frío como igual!.

El mesero un poco balsa al principio, pero después bien. Correcto, recomendando los platos mas caros obviamente, pero demostrando que los conocía, punto a favor. Ademas, el local te atiende con un picadillo antes de que lleguen los platos, buenísima idea. Los platos llegaron calientes y luego de 15 minutos de espera, tiempo prudente a mi juicio, aunque pudo ser menos.

Pedimos unos canelonnis rellenos de locos y salsa de mariscos, con una salsa de queso roquefort. Rico, bien presentado, aunque los canelonis eran de caja, y no artesanales, situacion que es salvable de todas formas. El relleno era muy bueno, se podían rescatar todos los sabores de ambas cosas. La salsa, impecable, un poco salada, y lograba hacer juego con el plato en si.Tambien probamos unos capelleti rellenos de panceta y queso ricotta, con salsa de langostinos. Buenísimos, pasta hecha en el lugar, relleno impecable, buena combinación.

Bajativo de la casa, y nos fuimos. Precio razonable, bien atendido, ambiente familiar, muy recomendable para ir en familia a pedir platos distintos y probar, ya que el lugar cuenta con una amplia carta, que va desde las pastas, pasando por pescados y mariscos, hasta las infaltables carnes. Buen lugar, no se arrepentirá.















Actualización!
Volvimos al lugar hace poco. Los días sábados y domingo la carta es más reducida, los días de semana pueden encontrar más variedad de platos, sobretodo algunos tradicionales de interiores, como los riñones, por ejemplo.
Esta vez pedimos una ensalada y un filete rocinante, cuyas fotos quiero compartir con ustedes, a pedido del público. La ensalada tiene queso roquefort algo molido encima. Para que tengan una referencia visual de la calidad ya comentada. De todos modos, la advertencia es que los domingos a medio día se llena con familias con niños y puede ser una experiencia algo ruidosa.



miércoles, 20 de junio de 2012

El Medio Oriente en tu plato

Me encantan los restoranes familiares, y sobretodos los que enriquecen nuestras comidas con sabores desconocidos a mi paladar. Una de las muchas razones por las cuales considero la migración como un fenómeno enriquecedor para las sociedades.
Considero este pequeño exponente del Medio Oriente como una "picada", no demasiado concurrido, sencillo, bien atendido por la familia que lo lleva, sin pretensiones, precios criteriosos.
El Khalil queda a un costado del Versluys de San Pedro. Buena idea es ir a la hora de almuerzo un día de semana, más tranquilo. La carta está compuesta por los platos de la cocina árabe más típicos de los restoranes en Chile, no como para sorprenderse por ese lado.
La experiencia que tuvimos fue grata. El lugar es pequeño, cómodo, la atención relajada y ágil, con música acorde a la temática.
Pedimos hummus de aperitivo, que estaba suave y bien aliñado. De plato de fondo, Mixtos y Falafel.  
Los mixtos son una buena alternativa para el que no conoce esta comida. Se trata de varios bocadillos rellenos que en este caso tenían un relleno consistente y con aliño suave, más apto para el paladar neófito. Cuidado con los ajíes, suelen ser muy picantes y en este caso no es la excepción.
EL Falafel, albóndigas de garbanzos con finas hierbas, se ha convertido en un baluarte de la comida vegetariana, y debo decir que la preparación de acá no me gustó mucho. Prefiero cuando tienen una consistencia más suave, con el garbanzo y las hierbas más molidas.
Mención especial tienen las hojitas de parra, probablemente uno de los bocadillos más conocidos, incluido también en el mixto, y que estaba DELICIOSO!!!  de las mejores que he comido en Chile. 
Recomiendo encarecidamente pasar por el Khalil alguna vez y pedir una docena de hojitas de parra, para llevar si desean, o acompañados de un hummus para servir. Siendo éste el patillo obligado, lo demás es a gusto del comensal.

martes, 5 de junio de 2012

Bahía Paraíso en Caleta Tumbes

Cierto, nos hemos tomado un mes sabático. La verdad, que nuestros bolsillos nos han obligado ultimamente a llevar el sibaritismo al hogar, lo cual resulta muy confortable y delicioso, pero no apropiado para este blog.
Pero quiero contarles de una experiencia muy agradable que tuvimos hace un tiempo, durante un bello día de otoño, con una pareja de amigos.
Ya he comentado antes lo mucho que me gustan los mariscos y mi opinión acerca de que el paseo es tan parte de la experiencia culinaria como lo es la propia comida. Pues esta vez elegimos un destino que me habían recomendado y que al menos yo desconocía por completo: la Caleta Tumbes.
No es tan fácil llegar, pero tampoco imposible. La locomoción es escasa, y para un auto, el camino, que está entero pavimentado, es super empinado, nuestro pequeño 1.3 bien cargado con nuestros cuatro cuerpos tuvo que irse en primera una buena subida.
Al llegar, ups! día feriado, la caleta es pequeña, una sola calle larga y sin estacionamientos acondicionados, así que hay que improvisar donde sea. 
El paisaje de Tumbes es lejos el más bonito en cuanto a las caletas que he visto cercanas a Concepción. Mar azul, aroma agradable, puestecitos de mariscos y ropa arteasanal, y botes de todos los colores en el mar y en la playa constituyen el paisaje al que se suman los siempre presentes perros, gatos y gente. 
Aparte de las típicas picadas y restoranes que bordean la costa, encontramos instalado en el cerro, cerca de la entrada y en una esquina, el restorante "Bahia Paraiso" (sí, es nombre de resort tropical). Un lindo refugio, de lo más estiloso y moderno, y para allá fuimos. Un acierto total. El lugar cuenta con sitio justo junto a la calle donde están las cocinas y los hornos de barro, junto a algunas mesas de lata, y atrás, subiendo el cerro por una escalera, se llega a un bello rincón que cuenta con un galponcito de material bien cosntruido y rodeado de ventanas que es perfecto en caso de lluvia, y un parrón maravilloso con suelo de tierra apisonada que da sombra para un perfecto día asoleado como ése. Los muebles son de imitación ratán en su mayoría, de diseño muy moderno, y el resultado visual e estéticamente agradable. Pero lo mejor de todo es la vista privilegiada de la bahía, amplia y sin interrupciones, que te acompaña durante toda la comida.
La nota desagradable fue la espera. Se trata de un local familiar, y ese día por alguna razón se vieron sobrepasados, y nuestro pedido demoró una hora y algo más, lo cual no hubiéramos aguantado de no ser por lo agradable del paisaje.
Pero la comida valió la pena la espera. Aunque las empanadas llegaron después de los platos de fondo, iual estaban muy ricas, con harto marisco, fresco y bien variado. Los pasteles de jaiba, hermosamente presentados en unos pocillos altos, estaban muy fien preparados, la textura suave y consistente, el aliño justo y más jaiba que queso.  En realidad, el mejor que he probado por estos lados. Y los mariscales, bien surtidos. 
El total de la cuenta para cuatro personas, con platos de fondo, empanadas y bebidas de a litro, fue de 27 mil pesos, lo  cual nuestros bolsillos encontraron pagable, aunque no tan barato.
En realidad, me encantaría volver a ir, claro que esta vez desearía tener que esperar un poco menos. Lo otro que les paso el dato, es que esta es caleta de verdad: aquí la gente saca el pescado fresco, no del congelador, y se puede comprar pescado y mariscos frescos y baratos.
Conclusión: Tumbes es mi nueva picada favorita para comer mariscos.


Nota: Las fotografías son cortesía de nuestro amigo Adrián, así que si no se muestran es porque todavía no las entregan, pueden agregar comentarios a medida de presión a ver si se anima a mandarlas de una vez por todas.

viernes, 13 de abril de 2012

Almuerzo no tan ejecutivo (La Fontana Di Trevi)

 
Me encanta el concepto de almuerzo de negocios. Juro que algún día tendré un trabajo que me obligue a viajar a lugares exhóticos una vez al mes y tener almuerzo de negocios en lugares elegantes al menos dos veces por semana. 
Por mientras, el almorzar en restaurant un día de semana es algo ocasional. 
Así fue un viernes, hace poco tiempo, que me encontré con mi padre en el centro de Concepción, y se nos antojó una hamburguesa del Ritch. Imposible. Eran las 13:30 y era imposible encontrar una mesa en el pequeño local. Por eso fuimos al frente, a La Fontana Di Trevi, que tiene los tan conocidos "menú ejecutivo".
El Fontana tiene cierta historia en Concepción, o al menos el espacio en que está. Anteriormente se asentaba en sus paredes un conocido restaurant francés, el Le Chateu, el cual cambió de locación, con lo que llegó este local italiano, con un aire más relajado que el francés, si bien mantuvieron gran parte del interior.
Al grano: el restaurant también está abierto los fines de semana. Tiene una carta eminentemente italiana, y gran parte de ella está disponible en el menú ejecutivo, a un precio bastante moderado, pues las porciones son grandes. Precio de mercado, en cuanto a almuerzos. Puedes elegir entre varias opciones de pasta (opciones tradicionales en el menu culinario penquista) y un jugo, bebida o una copa de vino. La carta de vinos, por cierto, es notablemente amplia, aunque la opción del menú viene ya dada de antemano, pero se trata de vino de buena calidad.
Al grano. Mi plato consistió en unos Cannelonis con salsa Bolognesa. El queso y la pasta estaban bien, nada notable, pero la carne venía hecha una pasta seca e irreconocible que, francamente, no me gustó para nada. La pizza, por otra parte, es una opción mucho más recomendable.
Lo que sí, se demoraron entre 30 y 40 minutos en traernos el plato, el cual eso sí, llegó bien caliente. De todos modos, es demasiado para alguien que tiene entre 40 y 60 minutos para almorzar.
En resumen, el local es bonito céntrico y el precio competitivo. Hay una gran variedad de opciones, que se agradece si van en grupo grande, pero no recomiendo la salsa Bolognesa, y no esperen una gran experiencia culinaria y, claro, vayan con tiempo.
¿Volvería a ir?.... tal vez si el Ritch vuelve a estar lleno.